Años
Mi mirada en la foto. Great fucking writer, los maestros y la inteligencia artificial. El recuerdo del bajón y las redes en la memoria. Hacer sin tener ganas.
Esta foto es del 9 de Enero del 2018, un rato antes de que abriéramos las puertas de La Fuerza, el bar en el que servimos por primera vez el vermú que pensamos e hicimos con Agustín, Julian y Sebastián. En realidad fueron 2 vermú, uno Blanco a base de Torrontés y uno Rojo a base de Malbec. En las fotos de ese día se ve el bar como estaba: sin terminar.
Todos los años cuando repaso el tiempo que pasó vuelvo a esta foto porque me sirve para recordar donde estaba. Aurora un día después cumplía 1 año, Vicente tenía 2 años y casi 8 meses. Todo es el sol en esta foto: entre la mesa y Vicente, en el gesto de Caro con el cuaderno y en la cara de Aurora. Esto es lo que más me acuerdo, también se que en Diciembre había cortado con mi trabajo para Campari y que también estaban en pie otros dos proyectos, el de la Semana de la Coctelería y el de la Maratón de la Pizza.
También que pensaba que alguna cosa iba a seguir haciendo para Campari más que nada para tener algún vínculo económico que me ayudara en la transición a dejar de tener un ingreso. Creo que nunca sucedió, o no lo recuerdo. Todo se fue reordenando de una manera que no tuve planeada ni prevista, mientras mi mirada era la que está en esta foto: una que busca luz en otros.
Ser parte de la vida de otros de la manera en que era en esta foto creo que fue el lazo con el que logré ir conteniendo lo que fue pasando.
Sostenerlo como subsistencia, sí, pero también en eso como una manera de avanzar hacia algún lado. Moverse no es una manera de hacer, pero sirve para pensar qué hacer en movimiento. Pensar en movimiento sirve un montón para intuir, planear y vislumbrar cómo hacer algo. Al menos a mí me sirve.
Esta es la pintura que estaba en la cortina del edifico donde abrimos el bar La Fuerza y estuvo un montón de años. La sacamos porque se rompió la cortina y hoy está colgada en el bar que abrimos en Mendoza. Ya conté acá algo de la historia de esta cortina y el que la pintó.
El otro día vi este video con esta anécdota y me gustaron un par de cosas: lo que cuenta de como de una línea que terminaba en una escena se puede profundizar mucho más. La idea de profundizar que acá aparece como “seguir rodando”, extender, alargar, darle continuidad, ir encontrando qué más puede haber. También la de ir un poco más allá en el humor, en el sentimiento, en la fuerza que hay ahí.
No hubiera llegado donde llegué si no fuera un great fucking writer, dice Damon que dijo Nicholson y agrega que dijo que escribir es hacer.
Hacer como escribir, escribir como hacer. Está muy bien eso.
También la idea de un maestro, en este caso Roger Corman. Es importante encontrar maestros, algo muy raro de que pase. Hoy que todo va a encontrarse a partir de la inteligencia artificial que debe ser la idea absolutamente opuesta a la de un maestro porque en el maestro la fuerza está en la relación menos que en el conocimiento. Conocer conoce hasta una IA.
Sí, pronto la IA se va a reír de esto que puse acá.
En la semana del 6to aniversario de La Fuerza me reencontré con una sensación muy potente que había olvidado. Una pesadez a la que alguna vez nombré como bajón, que no es angustia, porque eso es muy agudo, pero si una mezcla de sopor con dificultad para encontrar las ganas de ponerme en movimiento. No se por qué pasó pero pasó, fu un dia, un rato, pero la sensación fue intensa, voluptuosa, tenaz.
El recuerdo volvió, como vuelven los recuerdos, arrastrando un montón de cosas que no sabes si le pertenecen, están vinculados o qué. Es como los pescadores que tiran la red sin mucha tecnología y sacan un montón de cosas distintas y después ven qué onda, qué sirve, qué descartan. Podes ponerte a buscar ponerle nombre a las cosas o identificar de donde vienen, pero nada sirve para salir de ahí. Cuando estas en el rincón del cuadrilatero de box acorralado, hay que tratar de girar y moverse. En el box un poco aprendes a moverte sin pensar.
La sensación en el recuerdo volvió también con la certeza de que todo lo que uno sintió está en algún lado, como un resto fósil sí, pero también como pasa con los herpes que siempre están latentes y cuando te agarran con la guardia bajan vuelven al lugar exacto en que ya florecieron.
Si no me hubiera propuesto escribir todas las semanas algo no estaría acá, un domingo, tipeando a la tarde, como en una carrera contra el tiempo para mandar esto antes de que se termine el día.
Proponerme cosas también me sirve para ponerme en movimiento aún sin certezas, sin saber donde va algo, sin necesitar de tener ganas.
Cuando hablo con Vicente y Aurora, creo que pasa mucho con los chicos, muchas charlas son explicando sobre hacer aunque no tengan ganas. Es algo fácil de explicar y difícil en lograr que se incorpore.
Gracias por leer y un brindis por todos los que brindaron en estos 6 años con un vermú.