Alguien pensó esto: un dulce de batata con cerezas al marrasquino. Alguien lo pensó y lo hizo, o se lo contó a alguien que lo podía hacer y este lo hizo. O de alguna manera esto se llegó a hacer. No debe haber sido un éxito porque no se lo ve en todos lados, pero está, ahí, y alguien lo debe elegir.
Cuando ya había terminado este envío volví a verlo en el medio de una lectura de este newsletter y compartí la parte de las reglas de Cage con un amigo y nos quedamos hablando de esta:
“La única regla es el trabajo. Si trabajas llegarás a algo. Son las personas que hacen todo el trabajo constantemente las que finalmente consiguen las cosas.”
Lo encontré en un supermercado de Mendoza y me pareció original. No tanto por la combinación, dos cosas muy dulces juntas, sino porque hay algo ahí que creo que solo se puede encontrar acá. También porque es el testimonio de alguien que llegó a algo. A esto.
Me gusta pensar en las cosas que son de acá. Aunque sea una falacia. Me gusta como suena la expresión.
Creo que se donde está el origen de que me guste como suena: esta semana fui al teatro con mi mamá y mis tres hermanas. La primera vez que hacemos eso. Mi mamá va bastante al teatro y hasta hizo actuación en sus 40 y 2 de mis hermanas trabajan en el teatro del lado de atrás de los escenarios.
La obra fue Made in Lanus y en un momento la Yoli dice algo como que a los yanquis los tengo acá y se toma la garganta con las 2 manos. En realidad en la obra no es exactamente así, pero yo vi la obra a través de mis recuerdos de la película y de mi mamá repitiendo esa frase y tomándose ella la garganta con las 2 manos imitando a la Yoli. En el teatro la tenía a mi mamá al lado y se reía, y yo me reía también.
Buenos Aires, mis hermanas y mi mamá, un vermú antes en La Ideal, un día de semana, el recuerdo de la película y mi infancia, la memoria rota en cada uno, junta por un rato, todo era acá.
En algún momento acá va a haber una torre gigante y todo lo que rodea este espacio abierto preparado para guardar autos va a cambiar para siempre. A uno de los lados está el edificio donde tienen oficinas los papás de Julian, arquitectos, un departamento antiguo, muy hermoso.
En la esquina había uno de esos pubs que tuvieron su momento de gloria y se les terminó, en la calle que está a la derecha de la foto hay algunos locales simpáticos, o al menos buenos para sentarse a tomar un café si estas con tiempo por ahí de paso porque está ese aire que da que haya una playa de estacionamiento.
Pero cuando esté la torre eso va a cambiar. Es difícil cambiar o hacer que algo cambie, muchas veces es al revés, algo cambia y la sombra de ese cambio afecta otras cosas. Se está construyendo mucho en Buenos Aires pensando solo en lo que se construye, en lo que se va hacer, no en lo que va a pasar con la sombra de eso nuevo. Y pasa mucho más y por mucho más tiempo en lo que hace esa sombra que en lo que vive en lo nuevo.
Esta semana me junté con una cocinera de Jujuy. Ella nació en Jujuy pero vive en Estados Unidos donde tiene un café y viaja cocinando. “Siempre me quise ir a vivir allá”, me dijo y ahora busca en estos viajes encontrar cosas de acá para hacer parte de su cocina. Me contó que hizo un pop up con una cervecería en su cafetería y que le encantó lo que pasó:
“Trabajamos muy bien, vendimos muy bien y me di cuenta que es otro negocio cuando servís algo para tomar así, eso me permite hacer más cosas. Tener más plata es tener más libertad, al menos acá es así”. Entre libertad y al menos frenó un par de segundos y me miró, como abriendo una pregunta con los ojos. Yo asentí para que siga y me quedé con eso para acá. Porque acá es mi lugar también para hacer algo con lo que escucho.
Ella hablaba de allá y de acá, y de ella entre los dos lugares, viajando y buscando hacer algo con eso.
Hace unos días recibí un mail a uno de mis mails de trabajo. A algunos que no tienen mi nombre pero recibo yo.
El que lo enviaba decía que se llamaba Nicolas, era de la zona de Tigre y que estaba buscando algún responsable en producción de vermout. Ofrecía una máquina “gasificadora y lavadora de sifones” ideada e inventada por su abuelo, para llevar a cabo la producción de vermouth o jugos gasificados y que contaba hasta con los 90 sifones listos para usar. El mail incluía una foto de uno de los sifones sobre unos papeles, el registro de la patente. Me presenté en la respuesta y le dije que no elaborábamos soda y que no creíamos que nos sirviera pero que me interesaba saber más sobre la máquina.
Me respondió diciendo lo que ya había dicho y yo esquivé, que no era para hacer soda, que era para hacer vermout y contó el origen de la idea:
“es desde su inicio, con la intención de producir vermout directamente en el sifon [dato de color , mi abuelo 'tornero' tomaba mínimo 1 botella de cinzano50/fernet20/soda diaria] , ya que ese era su objetivo y sueño , q el.sodero le traiga los.sifones con el vermout preparado.
Además, al tener la capacidad de lavar e higienizar profundamente los sifones, grandes marcas como Cocacola y Mocoreta [extractos de jugo de esa epoca], hicieron ofertas y trataron de comprar el proyecto y la.patente ya que les servía para la produccion de gasificados con sabores por su mecanizacion de lavado de recipientes.[dichas ofertas rechazadas x su ánimo de llevar adelante su proyecto personalmente]”
Le compartí prints de los mails a mi amigo Franco y me respondió que las historias ya me llegan escritas y referidas a mí, que hago vermouth, viví muchos años en Tigre y me gusta encontrar y contar historias.
Pensé en ese hombre, en el origen de su idea, su deseo, en el tipo haciendo una máquina, ideándola y construyéndola, en que quiso hacerla él, acá y que sea de él y de acá, en las ofertas y su ánimo. Y al final la máquina herrumbada, el tiempo, y Nicolas buscando quien conozca la máquina y la historia.
Objetivo, sueño y ánimo. Acá.
Gracias por leer.